martes, 24 de mayo de 2016

Así muere un justo...


...Y oigo que suena una campana, y luego otra y otra, y todas las campanas de la catedral y las campanas de toda la ciudad. Nunca tan profundo, tan alto, tan triste y tan solemne, tan de la tierra y tan del cielo…. Suenan, suenan y repiten Cardenal, Arzobispo, Stepinac, Krašić, Zagreb, Croacia, hogar, las estrellas, Croacia dispersa por el mundo, mártir, beato, santo, murió, vive, murió, vive. ¡Son campanas de Resurrección!
Un estremecimiento me traspasa el cuerpo, el corazón, el alma… ¿llorar o cantar? ¿Réquiem o aleluya?
Siempre viven en mí esos momentos dramáticos; un río de gente, un torrente que llega desde arriba y desde abajo, todos confluyen en la catedral. Esperan estremecidos, ansiosos, conmovidos, orgullosos.
¿Vendrá? ¿No vendrá?
Y sí, vino. Llegó triunfal en la solemne tarde bendecida por las lágrimas, los suspiros y las gracias.
En esa noche inmensa de oración y peregrinaje, los seminaristas hicimos de guardia de honor junto al catafalco, que era como un trono triunfal. Y los fieles nos tendían objetos para que toquen el cuerpo del mártir. Todavía llevo en mí ese santo roce de sus manos.
Ardían miles de candelas.
En la misa más profunda de la que participé jamás, sinceros y entusiasmados como nunca volvimos a estarlo, cantamos He aquí como muere un justo, ecce quomodo moritur iustus.
Tito dijo en esa ocasión ¡Pronto lo olvidarán! A pesar de él, sin embargo, a través de los años nunca dejó de haber flores frescas al lado de Stepinac. 
Hoy, y tal como lo observó el cronista del New York Times el 20.9.1979: Cada día, desde la madrugada hasta bien entrada la noche, un sinnúmero de fieles llega, con paso lento, atravesando el altar principal, hasta la pequeña tumba repleta de flores, en la Catedral de San Esteban. Aquí hay jóvenes, ancianos y enfermos, monjas, sacerdotes y campesinos. Se detienen, algunos se arrodillan por unos segundos, otros por horas, y oran fervientemente ante la persona del Cardenal Stepinac, otrora Arzobispo de Zagreb.

fragmento de  EL CARDENAL STEPINAC, EL CORAJE DE LA FIDELIDAD 
de Carmen Verlichak
Contacto: krivodolpress@gmail.com

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