Stepinac, durante su cautiverio en Krašić, un día felizmente exclamó:
"Siento un gran alivio cuando pienso que todo me lo han sacado menos una cosa: que como Moisés elevo mis manos al cielo para rezar!"
Stepinac guardaba sobre su escritorio un globo terráqueo a cuyos pies estaban escritas las palabras del salmo:
"Del Señor es la tierra y todo lo que está en ella, el mundo y todos los que viven en él"
"Tengo un globo terráqueo", le dijo al párroco Vraneković, "para que de manera sencilla pueda viajar con mis pensamientos por el mundo entero y así orar por las intenciones de los que mas necesitan. "
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