miércoles, 8 de junio de 2016

Testimonio de Marija Sudar a favor de Alojzije Stepinac (1993)



Después de que la revista literaria croata "Marulić" (3/91) publicara recuerdos de mis conversaciones con el fallecido prof. Petar  Šimunić acerca del fallecido Dr. cardenal Stepinac, no me gustaría que caiga en el olvido otro testimonio de una testigo.

En primer lugar, en pocas palabras, contaré como la conocí. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial viajé como estudiante desde Sarajevo a Zagreb y en esa ocasión, dos veces le traje regalos a la esposa del dr. Milutin Radetić, que fueron enviados por su hermana, quien estaba muy preocupada por el.


En esa ocasión conocí a su esposa. A pesar de que fue hace mucho tiempo, recuerdo estas cortas visitas y a este hombre muy afable y tranquilo, así como nuestras conversaciones. Desde entonces, nunca mas nos hemos visto ni oído. Pero cuando en  1990 escuché varias veces el nombre de este hombre en relación con el fallecido Cardenal Stepinac, llegué a la conclusión de que debe ser mi viejo conocido. Recordé donde vivía la familia y, pensando que uno de ellos aún estaba vivo, pude establecer una conexión telefónica con ellos.

Por suerte, todavía estaba viva su esposa, Sra. Gabriela Radetić, ya retirada de su profesión de profesora. De manera muy amable accedió a mi invitación un encuentro. Como nombré a la familia de su marido, vio que los conocía bien.
A partir de esta primer conversación que tuve con ella me di cuenta que fue la Sra Radetić fue la principal testigo de todo lo que sucedió con su marido en la época de la  Segunda Guerra Mundial.
De hecho, ella visitó al cardenal y le rogó que proteja a su marido, un serbio cristiano ortodoxo, de las autoridades de ese momento. Es interesante e importante el siguiente testimonio de la Sra Radetić, que me contó en nuestro segundo encuentro:

"Para nuestra familia esos días de 1941 a 1942. eran muy difíciles. Como médico cirujano, mi marido estaba trabajando en la Clínica de Cirugía en Zagreb, que hoy en día es el Hospital de Traumatología, cuyo jefe era el prof. dr. Julius Budisavljević. Cuando el Dr. Budisavljević fue reemplazado por el nuevo gobierno, mi marido, por ser ortodoxo serbio, se sintió amenazado. Temía por su vida y por su empleo.

Cuando sucedieron algunos disturbios en la ciudad o fuera de ella, las autoridades detuvieron a las personas de quienes se sospechaba que no estaban a favor del gobierno. Como mi marido era de mente muy abierta y tolerante, decidió aceptar mi fe católica. Por lo tanto fui a la iglesia de San Blas, y le presenté al párroco el caso, y le pedí que lo acepte en el catolicismo.
El me escuchó con atención, pero me dijo que la Iglesia Católica se oponía a los cambios de la fe y que no podía hacerlo. Entonces decidí hablar directamente con el arzobispo Stepinac, y por intermedio del dr Dočkala, a quien conocía muy bien, logré que el arzobispo me recibiera en una audiencia.
Su Excelencia me dio la bienvenida con gusto, pero me dijo que el párroco de la Iglesia de San Blas tenía razón, esa era la posición de la Iglesia Católica. Sin embargo, ante mi insistencia, acordó recomendar  mi solicitud al párroco., la cual éste aceptó.
Después de un tiempo mi marido fue encarcelado, y de nuevo le pedí ayuda a Su Excelencia el Arzobispo Dr. Stepinac. Me escuchó y se comprometió a tratar de convencer a las autoridades de que mi marido fuera liberado, pero no estaba seguro de éxito. Al mismo tiempo me volví en busca de ayuda a una de mis conocidas, que conversando con la policía se enteró de la intervención del arzobispo. Por ello, mi marido pronto fue liberado de la prisión. 
Cuando más tarde, es decir, luego de 1943, luego de algunos disturbios, la policía encerró todos los que ya tenían en una lista. Por lo tanto, un día, junto con mi marido, visitamos nuevamente a su eminencia y le presentamos nuestras preocupaciones.
Entonces llamó a su carcelero y le dijo: "Mira a este caballero. Si llega a los tribunales, ya sea de día o de noche, debes llevarlo a una habitación de invitados. Y a usted, dr Radetic, le recomiendo: Digale a todos los que se sienten amenazados, ya sean serbios, Judios, comunistas, que siempre se pueden ocultar aquí ya que creo que aquí la policía no los va a buscar!

Cuando el arzobispo dr. Stepinac, fue juzgado en 1946,después de que el régimen comunista lo acusó injustamente de colaborar con los Ustasha, mi marido se acercó al tribunal, con la intención de declarar a su favor y explicar públicamente lo que el arzobispo hizo para ayudarlo durante la Segunda Guerra Mundial. 
Pero el fiscal tuvo duras palabras para mi marido y le ordenó abandonar la sala. Ese día yo estaba presente y me sentí azorada por la reacción del público, especialmente de algunos individuos, y de ver en que difícil situación, y en la silla del acusado, se encontraba este hombre justo, que entendía a  todos y a todos estaba dispuesto a ayudar!
Como mi marido se presentó como testigo a favor de Alojzije Stepinac, rapidamente fue despedido de su trabajo en la administración pública. Gracias a circunstancias aleatorias, fue nuevamente tomado a los tres meses.

Marija Sudar
 

 

IZVOR: BATELJA, Juraj (prir.) Blaženi Alojzije Stepinac - svjedok Evanđelja ljubavi, Dokumenti II., Knjiga 3, Postulatura blaženog Alojzija Stepinca, Zagreb, 2010., str. 547-549.

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